martes, 13 de noviembre de 2007

La última princesa y yo


Una antigua leyenda cuenta que, cada dos mil años, el alma de la joven más hermosa del séquito del señor de Sipán sale de su tumba. Tiene una curiosa misión: regalar su belleza a la última de las hijas de una última hija para que ésta se convierta en una verdadera princesa.


La mirada fija, los ojos brillantes y una sonrisa siempre en los labios. Ella es como un pequeño gran huracán en medio del desierto norteño. Detrás de su apariencia física pequeña, frágil y endeble esconde la grandeza de una divinidad.
La grandeza la lleva en el alma y nace en su mirada. Cuando la conocí tenía yo el alma rota en más de mil pedazos. La conocí en primavera, con fuerte sol, pero cuando desaparecía, siempre llovía.
Tiene sobre el hombro derecho una luz que alumbra sus sueños, ella vive más allá de la eternidad. Aprendí a reír con una señal de amor, con un cuartomenguante de regalo, con una bolsa chifles y hasta con un poco de su ambrosia en forma de arroz con leche. Mil razones para extrañarla, más de mil para quererla.
En la playa o en el Centro de Lima, en un avión militar o en la línea 73, frente al malecón con un choro detrás o en el apacible Olivar sin choro, comiendo una tajada de sandía en Gamarra o una ensalada fumé en el Café Olé, a veces presente a veces ausente, pero siempre está aquí. Mereciéndose mi primer post.
“Ella es…”. ¿Te das cuenta que no existen palabras? “Pero resume, pues”. Resumen de alegría, dicha, un poco de melancolía, otro poco de sonrisas y una pizca de candidez. Fuerza y dolor. Ganas de vivir, ímpetud muchas veces desbordado, luego su tranquilidad. Y su amistad que se convirtió en amor.


*****
Por las noches en la avenida Larco, un escaparate, una réplica del Señor de Sipán. Ella lo mira y sonríe. Te odio maniquí. No lo odies, dice ella, prometiendo nunca irse con él. Pero mirando igual la imagen de “su señor” que no me mira con buenos ojos, y que la llama.

2 comentarios:

Martín Vargas dijo...

sorpresa. una grata sorpresa leer, saber que escribes con propiedad y que tus metáforas no son recurrentes. Una buena pluma se esconde bajo la inequidad que hay en La Primera.
Saludos,

Lucía Ferraro dijo...

Destacado talento en la pluma de un peridodísta lleno de sensibilidad social, las notas acertadas con la veracidad y la juventud talentosa de Marcelo hacen de él, un gran baluarte del periodimos fresco, agíl y dínamico. Auguro un próximo Varguitas con mucho potencial por la calidad de sus notas y la sobriedad con la que escribe.
Éxitos
Lucia Ferraro